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16.05.2014 12:12 Antigüedad: 10 yrs

Instituto honra hoy a su héroe: Dr. Clodomiro Picado Twight


Para producir el suero antiofídico, el Instituto utiliza serpientes como las cascabel, terciopelo, plato negro y coral. Además, su colección viva incluye la Atropoides picadoi , nombrada así en honor a Clodomiro Picado. | JOSÉ CORDERO.

Ofrecer cada vez más y mejores antídotos para las mordeduras de serpientes venenosas y fomentar el conocimiento e investigación de todas las especies que habitan la región centroamericana.

Este es parte del legado que dejó el científico y benemérito de la Patria, Dr. Clodomiro Picado Twight (1887-1944) y que hoy, a 70 años de su muerte, celebra el Instituto que lleva su nombre en la Universidad de Costa Rica (UCR).

Picado Twight trabajó en el Hospital San Juan de Dios y se especializó en el estudio de las serpientes y sus venenos entre los años 1920 y 1930. Como parte de su trabajo, promovió la importación de sueros antiofídicos de Brasil y demostró la eficacia de este producto.

Los logros del Instituto Clodomiro Picado, creado en 1970, son el mejor homenaje a “su héroe”.

Y no son pocos. El subdirector de la entidad, José María Gutiérrez, resaltó que para este año planean producir cerca de 90.000 dosis de suero antiofídico, de las cuales un 25% serán usadas por la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), mientras el restante será exportado.

El centro es uno de los principales proveedores de sueros para Centroamérica, Panamá y Venezuela. Además, lo vende a naciones como Nigeria, Burkina Faso y Mali.

Para lograr esa producción, el Clodomiro Picado cuenta con 450 ejemplares de serpientes que aportan el veneno, así como poco más de 100 caballos requeridos para la producción de plasma y de las proteínas para los antivenenos.

También, según resaltó Aarón Gómez, coordinador del serpentario, Costa Rica hoy tiene la colección viva más grande de serpientes coral en América: poco más de 90. “Esta especie se alimenta de otras serpientes, pero, desde hace ocho años, investigaciones en nutrición nos llevaron a sustituirles la dieta con tiras de tilapia”, explicó.

Presente y futuro. El Instituto también trabaja para consolidar dos proyectos más: la creación de productos derivados de la sangre humana para el tratamiento de enfermedades como la hepatitis y la implementación de suero antitetánico para uso veterinario.

Asimismo, se plantea el reto de continuar creciendo en la producción de sueros para ayudar a cada vez más personas.

Se estima que en el país se presentan cerca de 600 mordeduras al año, de las cuales el 60% corresponde a serpientes terciopelo. En el mundo los afectados sobrepasan los dos millones, detalló Gutiérrez.

El mercado existe, por eso ya se estudia la creación de sueros para Papúa Nueva Guinea y Sudáfrica, para lo cual el Instituto tendría que incrementar la cantidad de caballos y terrenos para su estancia.

Además, los expertos evalúan opciones para la reproducción de serpientes en cautiverio con el objetivo de evitar el impacto ambiental, así como aspirar a la certificación ISO 1401 de biodiversidad.

Fuente: La Nación


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