Instituto honra hoy a su héroe: Dr. Clodomiro Picado Twight
Ofrecer cada vez más y mejores antídotos para las mordeduras de serpientes venenosas y fomentar el conocimiento e investigación de todas las especies que habitan la región centroamericana.
Este es parte del legado que dejó el científico y benemérito de la Patria, Dr. Clodomiro Picado Twight (1887-1944) y que hoy, a 70 años de su muerte, celebra el Instituto que lleva su nombre en la Universidad de Costa Rica (UCR).
Picado Twight trabajó en el Hospital San Juan de Dios y se especializó en el estudio de las serpientes y sus venenos entre los años 1920 y 1930. Como parte de su trabajo, promovió la importación de sueros antiofídicos de Brasil y demostró la eficacia de este producto.
Los logros del Instituto Clodomiro Picado, creado en 1970, son el mejor homenaje a “su héroe”.
Y no son pocos. El subdirector de la entidad, José María Gutiérrez, resaltó que para este año planean producir cerca de 90.000 dosis de suero antiofídico, de las cuales un 25% serán usadas por la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), mientras el restante será exportado.
El centro es uno de los principales proveedores de sueros para Centroamérica, Panamá y Venezuela. Además, lo vende a naciones como Nigeria, Burkina Faso y Mali.
Para lograr esa producción, el Clodomiro Picado cuenta con 450 ejemplares de serpientes que aportan el veneno, así como poco más de 100 caballos requeridos para la producción de plasma y de las proteínas para los antivenenos.
También, según resaltó Aarón Gómez, coordinador del serpentario, Costa Rica hoy tiene la colección viva más grande de serpientes coral en América: poco más de 90. “Esta especie se alimenta de otras serpientes, pero, desde hace ocho años, investigaciones en nutrición nos llevaron a sustituirles la dieta con tiras de tilapia”, explicó.
Presente y futuro. El Instituto también trabaja para consolidar dos proyectos más: la creación de productos derivados de la sangre humana para el tratamiento de enfermedades como la hepatitis y la implementación de suero antitetánico para uso veterinario.
Asimismo, se plantea el reto de continuar creciendo en la producción de sueros para ayudar a cada vez más personas.
Se estima que en el país se presentan cerca de 600 mordeduras al año, de las cuales el 60% corresponde a serpientes terciopelo. En el mundo los afectados sobrepasan los dos millones, detalló Gutiérrez.
El mercado existe, por eso ya se estudia la creación de sueros para Papúa Nueva Guinea y Sudáfrica, para lo cual el Instituto tendría que incrementar la cantidad de caballos y terrenos para su estancia.
Además, los expertos evalúan opciones para la reproducción de serpientes en cautiverio con el objetivo de evitar el impacto ambiental, así como aspirar a la certificación ISO 1401 de biodiversidad.
Fuente: La Nación