Robot está a punto de rozar superficie de cometa
De lograr posarse este miércoles en el núcleo del cometa 67P/ Churyumov-Guerasimenko, el robot Philae se pondrá de inmediato en busca de un misterioso grial: su oscura materia orgánica, que podría encerrar las claves para comprender la aparición de la vida en la Tierra, según explicó el astrofísico Francis Rocard.
Philae es un robot-laboratorio del tamaño de una refrigeradora y pesa unos 100 kilos.
Está equipado con una decena de instrumentos científicos, incluida una perforadora capaz de recabar muestras del suelo del cometa.
Las muestras serán analizadas in situ por el propio robot. Más allá del desafío técnico que constituye el aterrizaje inédito de un robot sobre un cometa, ¿qué es lo que crea tanta expectativa?
“Los cometas son los objetos más primitivos del sistema solar. Vivieron la inmensa mayoría de sus vidas muy lejos del Sol”, explicó Rocard, director del programa Rosetta del CentroNacional de Estudios Espaciales.
“La materia que los compone no se calentó, y por esa razón no se modificó; es decir que guardamos en el congelador durante casi 4.560 millones de años la materia original que formó los planetas y los asteroides”, agregó.
Para los científicos, los cometas presentan un doble interés: “En el sistema solar, son los objetos más ricos en gases congelados, uno de ellos es el agua y es el más abundante. Podrían haber contribuido a aportar agua a la Tierra”, detalló el astrofísico.
Rocard explicó que los cometas son también los objetos más ricos en carbono y que su parte refractaria (la que permanece en estado sólido a la temperatura actual del cometa, que es de -70 ºC ), presenta una forma molecular desconocida. “Estas cadenas carbonadas complejas nos interesan porque se necesita una química orgánica compleja para fabricar la vida”, aclaró Rocard, que tiene 57 años y trabaja desde hace 20 para el programa Rosetta.
“Los cometas pudieron aportar estas macromoléculas a nuestro planeta y contribuir de esta forma a la emergencia de la vida”. La Tierra apareció hace decenas de millones de años tras la formación del sistema solar, y recibió un bombardeo masivo de cometas y asteroides, que solo se detuvo 600 millones de años después de su nacimiento.
“Cuando mejoraron las condiciones y el agua se estabilizó en estado líquido, la caída de cometas pudo haber sembrado los océanos con moléculas complejas”, añadió Rocard.
Fuente: La Nación.