Melania Guerra, Ph.D.
Nuestra Ticotal la Dra. Melania Guerra es nuestro talento destacado del mes de noviembre del 2014, obtuvo su doctorado y maestría en Oceanografía. Actualmente es Investigadora postdoctoral en la Universidad de Cornell. Su línea de investigación se basa en Ingeniería Mecánica, Elétrica, Oceanografía, Procesamiento de señales digitales
1. ¿Cuáles en su caso fueron los determinantes y/o oportunidades para salir del país?
Inicialmente me fui al terminar mi Bachillerato en Ingeniería Mecánica de la UCR. Tuve la suerte de participar como pasante de Don Franklin Chang por un año en el Laboratorio de Propulsión Espacial Avanzada, cuando aún pertenecía a la NASA en Houston. En ese caso, fueron fundamentales las contribuciones del Fondo de Incentivos del MICITT, de la fundación CRUSA y personales de mi familia. Durante esa estancia entendí mejor en la práctica, qué significa de verdad hacer ciencia e investigación con tecnología de punta. Un determinante fue tener en Don Franklin un ejemplo de ética profesional y pasión comprometida hacia el trabajo, eso me marcó mucho y me inspiró a buscar algo en lo que yo creyera de esa misma manera. Aunque me llamaba la atención el espacio, también me atraía el mar, donde igualmente es gracias a la alta tecnología adaptada a otras condiciones extremas, que se nos permite visitarlo, estudiarlo e idealmente conservarlo mejor. Así que opté por continuar estudiando la Maestría y el Doctorado en Oceanografía. Esos estudios fueron cubiertos por fondos propios de la misma Universidad de California San Diego, así como más adelante, por una beca fundada por un diplomático estadounidense que durante muchos años realizó su misión en América Latina y siente un especial cariño por la región. Tras graduarme, estuve dos años trabajando en la Universidad de Cornell y ahora estoy en proceso de mudarme hacia Seattle para trabajar como investigadora en el Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad de Washington. En resumen, viendo hacia atrás, creo que los determinantes comunes fueron encontrar en cada paso, personas y organizaciones que creyeron en mí y consideraron importante invertir en mi formación como nueva profesional en la ciencia, ya fuera mediante contribuciones de dinero, tiempo u oportunidades.
2. En términos generales, ¿cómo describiría sus condiciones de vida en el exterior (p.ej. jornada de estudio y/o trabajo, se han cumplido sus expectativas de lo que sería desenvolverse profesionalmente en el extranjero, principales obstáculos que se le han presentado)
En total llevo más de 12 años de vivir en el exterior y ha sido una experiencia fabulosa, totalmente positiva y enriquecedora, no solo a nivel de crecimiento profesional, pero también personal. Las jornadas de trabajo son pesadas, pero eso es igual para un científico o investigador en Costa Rica. Lo que es bastante único en mi área de estudio es que las horas de trabajo son bastante flexibles, pero variantes. Así como hay días tranquilos y “normales” de oficina, hay ocasiones en que hay que dormir en el laboratorio por noches seguidas cuidando un experimento o cuando estamos en un barco por semanas continuas haciendo trabajo de campo. En este tipo de circunstancias, uno tiene que estar dispuesto a dejar la vida personal “en pausa” por un tiempo. Es diferente que si fuera un trabajo de 8 a 5, que uno puede dejar atrás al final del día y regresar a la casa, pero vale la pena cuando uno está convencido que es por un fin y una causa justificados. He tenido mucha suerte en que las condiciones laborales en mi caso han sido excepcionales: las instituciones en que he podido trabajar tienen acceso a los mejores recursos y tecnologías y permiten interacción con científicos de primera categoría. Sin embargo, todas estas ventajas también significan constante presión y estrés por dar la talla y demostrar que uno merece estar ahí, entonces es fácil olvidarse de mantener una vida balanceada. En el aspecto económico, en los últimos años, especialmente por culpa de la crisis del 2008, se ha sentido en EE.UU un estrechamiento fuerte de los fondos gubernamentales disponibles para hacer ciencia de la “manera tradicional” y esto genera mayor competencia y roces entre colegas. Han surgido entonces nuevos y poderosos mecanismos de financiamiento privado, como fundaciones filantrópicas, que le están dando un giro novedoso al proceso. Esto obliga al científico a volverse un mejor “vendedor” de su idea, a saber cómo mercadear su propuesta y a salirse del ámbito académico para diseminar su conocimiento con el público general, pues sólo mediante la presión de una sociedad civil educada se le dará importancia a su investigación. Es muy interesante ser parte de esta época de transcición en cómo se genera ahora ciencia y a quienes se involucra en el proceso. La última dificultad es que muchas veces, por resaltar el “glamour” o los beneficios de trabajar en el exterior, se olvida destacar que el precio que pagamos los que tomamos esa decisión, es estar lejos de la familia, los amigos y el país, tener que abandonar todo lo que es seguro y conocido, para construirse una vida nueva, en una cultura diferente y empezar de cero. Es una nostalgia continua que uno aprende a sobrellevar pero no deja de ser un sacrificio y si no se maneja bien, puede convertirse en un obstáculo.
3. ¿Qué tipo e intensidad de contacto profesional mantiene con CR?
En ese aspecto me fue muy beneficioso haber estudiado mi Bachillerato en una universidad nacional y tener ciertas redes previamente construidas con contemporáneos. Durante los primeros 10 años que estuve afuera, el contacto fue más informal, meramente por compartir anécdotas, conocimientos u opiniones. Pero ahora que ya todos nos vamos acomodando en nuestras carreras, esas conexiones se empiezan a solidificar y se puede pasar a la acción, por ejemplo idear colaboraciones. Mantengo un vínculo estrecho con mi antigua escuela de Ingeniería Mecánica, aprovechando que varios ex-compañeros son ahora profesores. Son muy generosos en siempre invitarme a dar charlas para compartir la historia de cómo hice un brinco inter-disciplinario, un poco atípico, pero que igualmente todavía se beneficia de mis bases de ingeniería. También me he relacionado más recientemente con la Escuela de Biología y con el CIMAR, con quienes me afilié como Investigador Asociado, para facilitar la propuesta de proyectos ante la Vicerectoría de la UCR. Mediante este mecanismo, logramos llevar a cabo un primer proyecto piloto, que es hacer grabaciones del ruido en los arrecifes coralinos alrededor de la Isla del Coco, con el fin de caracterizar una línea base de su ambiente acústico. Me emociona mucho el potencial de este estudio, porque puede contribuir a ampliar los conocimientos de un ecosistema remoto pero muy frágil, y mediante ellos fomentar una toma de decisiones mejor informada. Espero que sea sólo el primero de más proyectos similares que podamos traer a Costa Rica, porque además es un ejemplo de colaboración con una colega Ticotal en el exterior, la Dra. Laura May-Collado, que participa conmigo como Co-Investigadora.
4. Recomendaciones de iniciativas que apoyen que el talento en el extranjero actúe como agentes del desarrollo en Ciencia y Tecnología.
Siempre se oye hablar sobre la fuga de cerebros y entiendo que algunas de estas personas no consideren regresar a Costa Rica como opción; las razones pueden ser muchas y muy variadas, todas muy válidas. Pero en el mundo en que vivimos, con toda su interconexión digital, vivir afuera del pais no es excusa para no poder beneficiarlo con nuestro trabajo y hacer una diferencia, si eso es lo que se desea. En mi caso, por ejemplo, una pasantía en el extranjero fue lo que me abrió un mundo de sueños y posibilidades, entonces quisiera pensar que ahora puede ser nuestro chance de retribuir, fomentando el abrirle las puertas de nuestros laboratorios a estudiantes o graduados recientes costarricenses, para que vengan a ampliar sus horizontes y sus oportunidades. En Don Franklin Chang sigo teniendo un perfecto ejemplo de cómo, aunque viva en el país solo parte del tiempo, uno puede vincularse y hacer una diferencia. Me invitó recientemente a participar en la Junta Directiva de la Asociacion Estrategia Siglo XXI, que él preside y cuya misión es desarrollar un plan de ruta para llevar a Costa Rica a ser un país desarrollado en el 2050, mediante la incentivación de ciencia, tecnología e innovación. Me emociona aprender de los compañeros miembros, que traen muy variadas experiencias y formaciones y contribuir desde la perspectiva externa de cuáles buenas iniciativas veo que se han tomado en otros países que dan frutos hoy y cómo hacer que esa sea Costa Rica en 35 años.
5. ¿Estaría dispuesto(a) a regresar al país si se presentan las posibilidades idóneas?
Honestamente no tengo esa respuesta muy clara todavía, por lo menos para el corto plazo. Sin embargo si sé que quiero continuar vinculada con colegas dentro del país y ayudarles en lo que se pueda, idealmente atrayendo financiamiento del exterior para invertir en proyectos en Costa Rica.
6. ¿Cuáles incentivos considera pertinentes para retener al talento científico en el país?
Aunque existen esfuerzos puntuales para inicialmente atraer talento de regreso y facilitar su reinserción al país, hace falta un enfoque consistente para retenerlos. La inversión debe ser vista como un proceso a largo plazo, los resultados pueden durar años o décadas en manifestarse, pero si no se les dan las herramientas adecuadas y acompañamiento incremental en inversión, de seguro esos frutos nunca llegarán. El segundo factor, sería reconocimiento, y con ello no quiero decir “fama y fortuna”! Me refiero a que si como científicos traemos nuestro conocimiento de regreso es porque, entre otras cosas, creemos que en un país de solo 5 millones de personas, debería de poderse generar con él un impacto mucho más poderoso, encadenado y de manera más rápida. Si traemos nuestra innovación científica es para que caiga en terreno fértil, que sea considerada e incida en cómo se maneja la política pública o cómo se invierte el capital humano, que los datos que producimos mejoren la eficiencia con que tomamos decisiones y se apliquen los resultados comprobados en la práctica. En fin, queremos ver a la ciencia haciendo una diferencia y que los varios sectores den la bienvenida a esas mejoras, no que pongan resistencia. Finalmente, en muchos casos, si el talento ha vivido en países desarrollados, al regreso va a exigir niveles equivalentes en seguridad y transporte públicos. Los incentivos para quedarse tienen que ir más allá del laboratorio e incluir la calidad de vida que experimentan en el día a día.
7. En su área de trabajo, ¿cuáles serían las necesidades de desarrollo del área en CR?
Siendo mi área la oceanografía, Costa Rica, que es un país que tiene 10 veces más territorio marítimo que continental, tiene ya garantizado el componente más crítico para hacer este tipo de ciencia. Nuestros dos mares son riquísimos en biodiversidad, están ubicados en zonas estratégicas en términos de transporte mundial y pesca y abundan en él todavía retos y misterios por resolver: es una receta perfecta para fomentar que sean nuestros propios habitantes los que se entrenen como científicos para dar respuestas a estas preguntas y decidan su mejor aprovechamiento. Sin embargo, el país históricamente se ha desarrollado a partir de una sociedad centrada en el valle y sentimos que lo que le pasa al mar o a las comunidades costeras está lejos de impactarnos directamente. Entonces, el primer paso sería aceptar que el mar es un recurso colectivo que no se está utilizando apropiadamente, decidir como país que tiene que convertirse en una prioridad (muy a pesar de los sacrificios iniciales que esto implicará) y diseñar una ruta de manejo basada en conocimiento científico. Para esto necesitamos un esfuerzo conjunto, en que se piense más allá de la propia finca, que considere que en la naturaleza todos estamos interconectados y que un territorio marino saludable sin duda influirá positivamente en nuestro bienestar, aún si estamos en el puro centro del país. Sólo así se podrá promover la resolución de problemas complejos, como los del mar, mediante soluciones conjuntas, colaborativas, integradas, multi-discinplinarias y de larga escala, lo cual dicho sea de paso, es un principio clave para abordar muchos otros problemas generales del país.
¿Desearía plasmar algún comentario adicional?
Me inspira mucho leer frecuentemente en Ticotal las historias de otros talentos compatriotas que viven en el exterior y enorgullecen al país con su impresionante trabajo. Vivir afuera es una experiencia única, con muchos altos pero también con retos especiales, que nos hace compartir un lazo difícil de explicar. Los ticos, siendo de un país pequeño y de tradición latina, somos muy dados a buscar cómo hacer “pelota”, a querer unirnos y querer acompañarnos. Esta comunidad digital es como esa familia, a la que nos une una combinación especial de circunstancias, prioridades y aspiraciones compartidas. Espero que esta red ayude a promover un aprovechamiento colaborativo de todo ese conocimiento que generan en múltiples áreas y en diferentes continentes y en los casos que se pueda, se aplique a mejorar y engrandecer directamente al país. Los Ticotales también son un ejemplo para que los costarricenses se crean que de verdad tenemos talento de calidad mundial fuera y dentro del país, y que ellos tienen todo lo necesario para ser parte de esa fuerza.